¿Qué es el Escrituralismo? (I)
Gordon H. Clark nació en Filadelfia en el
verano de 1902 y murió en la primavera de 1985. Recibió su educación
universitaria en filosofía en las universidades de Pensilvania y
Sorbonne, Francia. En sus 60 años de vida académica publicó más de 40
libros sobre temas como filosofía, teología, lógica, etc. La lista de
sus publicaciones incluye los libros Tales to Dewey, uno de los mejores
libros de filosofía publicados en inglés, y A Christian View of Men and
Things, donde expone la cosmovisión cristiana y demuestra que ella es la
única cosmovisión válida para entender asuntos como la Historia,
Política, Ética, Ciencia, Religión y Conocimiento.
A pesar de los grandes comentarios sobre
la obra de Gordon H. Clark, la gran mayoría de los estudiantes de
teología en el mundo nunca escucharon hablar de él ni leyeron ninguno de
sus libros. Quizás muchos de los que escucharon su nombre sólo lo
hicieron en relación a su conocida controversia con el profesor del
Seminario Westminster en Filadelfia, Cornelius Van Til. Los resultados
de esta discusión teológica hoy han sido falsificados, haciendo parecer
que el pensamiento vantiliano se sobrepuso al Escrituralismo de Clark.
Así, los pocos que escuchan sobre Clark, lo hacen oyendo una historia
tergiversada.
Este artículo tiene la intención de
explicar los aspectos básicos de la filosofía de Gordon H. Clark e
introducir a los lectores de nuestra lengua al pensamiento de este gran
teólogo.
La primera afirmación acerca del
Escrituralismo es que esta filosofía es una visión del mundo y de la
vida. Lo que es conocido como una cosmovisión. Dos autores
escrituralistas nos van a ayudar a entender esta palabra. Cosmovisión es
definida por Ronald Nash como “un esquema conceptual por medio del cual
consciente o inconscientemente ubicamos todo lo que creemos y por medio
del cual interpretamos y juzgamos la realidad.” W. Gary Crampton, de
forma más simple, nos dice que una cosmovisión es “un conjunto de
creencias acerca de los varios asuntos de la vida.” Así, como la
neutralidad no existe, ya que todos opinamos a partir de lo que
conocemos, todo el mundo tiene una cosmovisión y a través de ella mira
al mundo y su propia vida.
Toda cosmovisión está basada en
presuposiciones que funcionan como axiomas, que son proposiciones no
demostradas, pero que dan la base para deducir todo el sistema de
pensamiento. El axioma del escrituralismo es “la Biblia es la Palabra de
Dios”, y a partir de ese axioma debemos deducir todo nuestro
pensamiento pues ella tiene el monopolio de la verdad (Sal. 119:160; Jn.
17:17), así nuestros pensamientos se van moldeando según los
pensamientos de Dios como nos exige Isaías 55:6-9. El escrituralismo no
acepta ideas venidas desde fuera de la Biblia para formar parte del
sistema. La Biblia es suficiente para encontrar toda verdad.
EPISTEMOLOGÍA
Cuando hablamos de encontrar la verdad
nos enfrentamos con una gran pregunta: ¿Es posible conocer la verdad?
Esta es una pregunta fundamental para cualquier filosofía. En la
filosofía religiosa la pregunta puede ser cambiada y podemos
preguntarnos ¿Es posible conocer a Dios? El escrituralismo afirma que si
Dios no puede ser conocido es imposible conocer nada acerca de ningún
aspecto de la vida, pues es Él la referencia para todo. Sin la
existencia de Dios no podemos hablar de ética, política, artes, etc. La
revelación es el sine qua non del conocimiento. Para que el hombre pueda
conocer algo, y eso sea verdad, debe haber un padrón absoluto con el
cual comparar ese conocimiento. Ese padrón absoluto sólo se encuentra en
la Palabra de Dios.
Como ya fue dicho, toda cosmovisión se
basa necesariamente en un punto de inicio y este principio es, en el
cristianismo, que sólo la Biblia es la Palabra de Dios inspirada,
infalible e inerrante, y que ella tiene el monopolio de la verdad. Sola
Scriptura es el principio de la epistemología reformada. En el
escrituralismo no es necesario demostrar la existencia de Dios, pues esa
afirmación ya está incluida en nuestro axioma. Un ejemplo de esto es el
orden que fue usado en la redacción de la Confesión de Fe de
Westminster. El primer capítulo habla acerca de la Escritura y los
siguientes 32 capítulos se basan en ella.
Ya que toda cosmovisión tiene su punto de
inicio no es necesario probar que él es verdadero. Para probar la
verdad de cualquier cosa necesitamos de un punto que sea fijo y anterior
a lo que queremos probar. Entonces, en lugar de probar nuestro axioma
sólo lo cambiamos por otro anterior. Ninguna cosmovisión está libre de
eso. Confesionalmente, los cristianos reformados creemos la Palabra de
Dios debe ser reconocida por el simple hecho de que ella es la Palabra
de Dios. Ella no necesita autentificación externa. Intentar probar con
otro criterio la veracidad de la Palabra sería una contradicción, pues
ella afirma que sólo en ella está el padrón de verdad.
El criterio para definir a una
cosmovisión como mejor que otra no es la demostración de sus principios
sino la coherencia lógica interna que existe en ella. Los cristianos
debemos deducir todo nuestro conocimiento de la Palabra y si en ella
encontrásemos contradicción deberíamos renunciar a ella. Uno de los
motivos es que un Dios contradictorio no pasaría de ser un dios falso y
humano (Núm. 23:19).
El escrituralismo no es una especia de
racionalismo como algunos de sus críticos han afirmado sino que éste
afirma que el hombre, por haber sido creado a imagen de Dios, posee la
capacidad de razonar y esta habilidad le permite entender, siendo
iluminados por Cristo, el Logos, las proposiciones expresadas en la
Biblia. El hombre no conoce la verdad partiendo de la razón (como afirma
el racionalismo), sino que conoce la verdad a través de la razón.
Confundir el escrituralismo con el racionalismo es una crítica que sólo
puede hacer alguien ignorante acerca de lo que éste propone.
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